Distintos pioneros en tecnología han asegurado que en un futuro las relaciones sexuales y amorosas serán diferentes. Pero esto no se refiere a la manera en la que interactuamos con otras personas. Se refiere a que ya no estaremos relacionándonos únicamente con personas, sino también con robots sexuales.
Esto no es del todo nuevo para nosotr@s. ¿Le has preguntado a Alexa o a Siri la temperatura? ¿O sigues las indicaciones de la voz de Google Maps o Waze? De muchas maneras ya nos comunicamos y relacionamos con máquinas o dispositivos. Aunque claro, las opciones disponibles para los humanos van mucho más allá que solo hablar con una voz que sale de una bocina, que no es exactamente lo que llamaríamos un robot.
Según futuristas y tecnólogos como David Levy o Ian Person, dentro de menos de 20 años será perfectamente normal para las personas haber experimentado sexualmente con algún tipo de tecnología sexual. Incluso, hay otras predicciones que afirman que el sexo con máquinas será más común que las relaciones interpersonales. Y es que ya llevamos un camino andado en esa ruta. En este post hablaremos de eso. Haremos un recorrido por la historia, específicamente de cómo pasamos de muñecos sexuales a robots sexuales.
Androides y ginoides: ¿qué son?
Actualmente ya existen los robots sexuales. Los masculinos son llamados androides y los femeninos se denominan ginoides.

Estos se caracterizan por:
- Estar equipados con inteligencia artificial
- Interactuar con el ambiente
- En algunos casos, poseen sensores a lo largo de su cuerpo. Por ejemplo, la ginoide Aiko. Esta ginoide presenta sensibilidad en su cara, senos y vulva. Puede diferenciar cuando es tocada amablemente o estimulada sexualmente.
En algún punto, estos robots se desarrollarán tanto que quizá podrán pasar como personas ante los desconocidos. Toda la evidencia apunta a que esto es posible. Con el objetivo de replicar a una persona real, se están realizando más innovaciones y actualizaciones en los prototipos. Tal es el caso de Samantha, una ginoide capaz de negarse a tener sexo cuando detecta ciertos comportamientos. En esos casos, la robot sexual se niega a responder a cualquier estímulo y queda apagada. Así es, como si se tratara de un maniquí o de una muñeca.
Precisamente es a partir de las muñecas de donde nacen todos estos avances. En definitiva, fueron la primera figura fabricada con el objetivo de que sus usuari@s tuvieran sexo con ell@s. Así, las muñecas y muñecos sexuales representaron el primer indicio de robots sexuales.
De muñecas a robots sexuales: un poco de historia
Al principio, estas figuras con formas humanas que tenían al menos un orificio (boca, ano, o vagina) estaban hechas con vinilo soldado inflable. Apenas compartían semejanzas con personas reales. Y aún cuando eran mucho más comunes las figuras femeninas, los muñecos sexuales también estuvieron presentes desde un principio. Sin embargo, estos se producían y se vendían en una escala mucho menor.
Los registros llegan desde el siglo XVIII, cuando se fabricaban figuras masculinas y femeninas de goma, plástico u otros materiales. Servían como hommes o dames de voyage, para que los marineros que navegaban durante meses en los océanos tuvieran sexo.
También se fabricaban muñecas de otros materiales para optimizar la sensación del roce al momento de usarlas. Sin embargo, tenían un precio mayor. Las figuras más costosas eran manufacturadas a base de látex, silicona, y otros polímeros termoplásticos. ¿Quién diría que estas innovaciones serían los primeros pasos de la transición del sexo con muñecas y muñecos no interactivos hacia el sexo con robots humanoides?
Otros formatos de muñecas sexuales
Desde hace un tiempo la facilidad con la que obtenemos información de otras culturas nos ha permitido notar la variedad de los gustos y preferencias en el ámbito sexual. Esto ha causado que la diversidad de las muñecas y muñecos sexuales sea increíble. Por ejemplo, en Japón hay una tendencia muy distinta a lo que conocemos. Lo que se usa es comprar almohadas inflables o “Dakimakura”. Estas tienen imágenes impresas de estrellas de cine para adultos o personajes de animé en tamaño real. ¿Qué imagen imprimirías en tu propia Dakimakura?
La llegada de la inteligencia artificial…
Pero desde que entramos al siglo XXI notamos más avances creados. El más importante: la adición de la tecnología y la inteligencia artificial a esta industria. Pasamos de ver cómo se manufacturaban muñecas inflables a escuchar a los robots sexuales respondiendo a estímulos y ofreciendo experiencias como si se trataran de hombres y mujeres reales.
El principio en el aspecto se mantiene igual: generar la impresión de estar teniendo contacto con una persona. Pero luego se perfeccionaron los modelos al punto de asemejar la superficie lo más posible a la piel humana. En esta línea, la silicona es el material más utilizado. Y no se queda ahí. Los últimos avances que varios fabricantes ofrecen es un sistema interno de calefacción. De este modo, las muñecas sexuales robóticas pueden tener la misma temperatura que una persona viva.
La idea, el principio y el mecanismo son los mismos, pero la industria del SexTech busca maximizarlo todo. Tiene el deseo de perfeccionar cada detalle en aras de lograr un placer constante. Tal es el caso del trabajo de la empresa estadounidense Abyss Creations. Esta ofrece a los clientes la customización de la RealDoll. Los clientes pueden agregar o modificar diversos detalles como lunares, color de pelo, tipo y tamaño del cuerpo. Básicamente, estas empresas satisfacen a los clientes incluso antes de la compra.
Un cliente muy satisfecho es el ruso Yuri Tolochko, un fisicoculturista que contrajo matrimonio con Margo, su propia muñeca sexual inflable de silicona.

Con tal impacto, no es de sorprender que las muñecas hiperrealistas den el siguiente paso en la ruta de la robótica. Abyss Creations está desarrollando una cabeza robótica parlante para añadir al cuerpo de la muñeca interactiva. Es una especie de chatbot que se sincroniza con una app que permite configurar el robot y su personalidad.
Las empresas de robots humanoides sexuales son todavía muy jóvenes, llenas de potencial. Apenas en la década pasada, se empezaron a construir modelos nuevos para mantener conversaciones, recordar hechos importantes y expresar emociones.
Estos avances en una industria tan joven, como lo es el SexTech, parecen señalar que el cielo es el límite para estas compañías. ¿Crees que eventualmente se llegue a crear androides y ginoides que sean tan parecidos a personas reales que no los podamos distinguir?
Lo que faltaba: características humanas en los robots sexuales
El inventor Matt McMullen sin duda va por buen camino. Su muñeca sexual robótica, llamada Harmony, puede sonreír, parpadear y fruncir el ceño de una manera casi humana. Además, puede mantener una conversación e incluir chistes, recordar las preferencias alimentarias y los nombres de los familiares del dueño.

Podrían hacer que la ginoide olvide algo de vez en cuando para hacerla más real, ¿no crees?
En una industria que producía casi en su totalidad robots sexuales con un orificio entre las piernas, los creadores de Harmony crearon a Henry, el primer robot sexual masculino. Se trata de un androide de 1.80 metros, un abdomen definido y un pene customizado por el propio cliente. Por supuesto, la empresa busca actualizar constantemente los sistemas operativos de sus productos para humanizarlos cada vez más.
¿Pero qué es más humano que recordar nombres o contar chistes? La empresa Sex Doll Genie lo sabe. Su cofundador, Amit Stevenson, dijo en una entrevista que está desarrollando una muñeca sexual integrada con inteligencia artificial. Esta tendrá latidos y respiración que los usuarios podrán escuchar, dándole un toque todavía más humano a las figuras.
Hay muchas maneras en la que las empresas están innovando las interacciones sexuales entre personas y máquinas. A través de plataformas con inteligencia artificial que promueven el placer, la educación y salud sexual, el SexTech está en plena revolución. ¿Qué más te gustaría encontrar? Si no existe, seguramente pronto lo hará.