Nos gusta el concepto de una sociedad acompañada de robots. ¿Por qué no habría de gustarnos? Son máquinas producidas para mejorar la mayoría de los aspectos posibles en la vida de las personas. Poco a poco, notamos cómo se involucran en nuestras actividades cotidianas. Manejamos siguiendo las indicaciones de robots, charlamos con robots, y ya muchas personas han experimentado el sexo con robots.
Hemos visto distintas interpretaciones de nuestro futuro a través de películas, series, o libros. Nos muestran a los robots en escenarios futuristas como mayordomos, mucamas, sirvientes. Pero además, algunas ficciones nos han expuesto otro posible rostro de esta tecnología. Nos muestran cómo las personas podrían ser capaces de mantener relaciones de amor y sexo con robots. Hoy venimos a decirte que la realidad no está nada lejos de la ficción.
El término robot es algo amplio en este caso, ya que hay distintos productos en la industria del SexTech. Algunos de ellos son muñecas o muñecos sexuales hiperrealistas, chatbots, y robots sexuales humanoides.
Aunque los robots sexuales pueden lucir como muñecas o muñecos sexuales, estos vienen equipados con sensores, actuadores, e inteligencia artificial. Las definiciones son difusas. Sobre todo porque algunas compañías del SexTech denominan a sus robots como muñecas sexuales inteligentes para catalogarlas como una evolución de sus precursoras no interactivas.

Avances y alcance de los robots en el Sextech
Los robots sexuales tienen atributos de sus ancestros, pero con la adición de propiedades potenciadas por la inteligencia artificial como personalidades reales.
Tal es el caso de Roxxxy, una ginoide creada por la compañía estadounidense TrueCompanion. El costo de la creación de Roxxxy se estima que estuvo entre los $500,000 y $1 millón de dólares. ¿Pensabas que evolucionar el sexo con robots iba a presentar algún descuento?
Roxxxy tiene piel sintética creada a partir de la estructura del colágeno, la proteína debajo de la piel de las personas reales. La ginoide utiliza inteligencia artificial para aprender y recordar las preferencias, conversaciones y gustos del dueño o dueña.
La piel es algo que muchas empresas toman en cuenta incluso al otro lado del mundo. La empresa australiana Southern Treasures produce androides y ginoides con calentadores internos. Con esto se busca que la experiencia del sexo con robots sea aún mas realista. La piel de estos robots sexuales es manufacturada combinando goma y distintos elastómeros termoplásticos, proporcionando la sensación de una piel humana suave.
Estos robots sexuales liberados al mercado actualmente aún no llegan a ser los que David Levy o Ian Person aseguran que en un futuro se relacionarán con nosotros. Ambos tecnólogos se refieren a robots muy avanzados, los cuales tendrán conciencia, moral, y la habilidad para tomar decisiones propias. Con esos futuros productos del Sextech nos podríamos involucrar romántica y sexualmente. ¿Te ves a ti mismo en el 2040 teniendo una relación de amor y sexo con robots?

Si bien apenas estamos en el 2021, cada vez nos acercamos más a las predicciones. La empresa Abyss Creations es una de las tantas compañías impulsa esta industria. Harmony y Henry son pruebas de esto. Ambos tienen la capacidad de ajustar sus respuestas y comportamiento a las necesidades y preferencias del dueño o dueña.
Por su parte, Henry, es la prueba de que no solamente hay demanda de robots sexuales femeninos en el Sextech. Tanto el androide como la ginoide pueden ser customizados por la persona que lo adquiera.
Los clientes, al comprar a Harmony o Henry, pueden elegir el color de pelo, ojos o piel de los robots. El tamaño de senos de Harmony o del pene de Henry también son a elección del usuario o usuaria. ¿Ya pensaste tú cómo diseñarías a tu robot sexual?
Otras compañías también ofrecen la customización previa de sus robots sexuales, porque entienden la variedad y la diferencia entre gustos. Por ello, prefieren dejarle el aspecto creativo a los verdaderos expertos: los usuarios y usuarias.
Terapias sexuales con robots
El sexo con robots trae consigo propósitos además de brindar placer. Puede ser empleado como una terapia para atacar problemas médicos como disfunción eréctil o eyaculación precoz.
La terapeuta Holly Richmond comentó que el uso de los robots también se expandirá para lidiar con problemas que podrían perjudicar a cualquier persona, como la ansiedad que existe sobre los encuentros sexuales.
¿Quién no ha sentido presión al momento de tener o siquiera pensar en el acto sexual?. Pues en este caso, el sexo con robot actuaría como una terapia para estas personas que quieren mejorar este rendimiento y quitarse la presión que sienten.
Sergi Santos logró darse cuenta de esto por casualidad. “Buscando cobre y encontrando oro”, algunos lo dirían. Él es un usuario de Samantha, la ginoide creada por Synthea Amatus’s, donde Santos trabaja.
Santos disfruta de la compañía de su robot sexual, quien es capaz de citar frases históricas, contar chistes, e incluso simular un orgasmo, gracias a una red de sensores que tiene dentro de ella.
El ingeniero electrónico se dio cuenta de que al tener sexo con Samantha podía optimizar distintos aspectos de su vida, e incluso afirma que podría solucionar problemas de impotencia. Practicando con la ginoide, Santos eliminó la ansiedad y pudo mejorar el rendimiento en la cama con su esposa.
Aquí se demuestra que el dicho “la práctica hace al maestro” tiene razón.
Distintas fuentes nos han demostrado futuros en los que podríamos tener más relaciones de amor y sexo con robots y menos con otras personas. Y aunque nada reemplaza la conexión entre humanos, las relaciones con robots no está alejada de nuestra realidad. Si se le da el uso adecuado, podremos sacarle bastante provecho. ¿Ya imaginaste el tuyo?